DEJA LA PLAZA SAN AGUSTÍN PARA ABRIR UN ESTABLECIMIENTO FRENTE A ESCOLAPIAS
La nueva aventura gastronómica de Román
Hay que tenerlo muy claro, tener fe en si mismo y en lo que mejor uno sabe hacer: Román Marugal se ha desprendido de “La Tortillería”, en la plaza San Agustín y ha abierto “Concordíados” en Vara de Rey 81. O séase: deja la créme de la créme, el lugar gastronómico de más de lo más en el Logroño de bares y pinchos y se va las afueras de la Ciudad, a una zona habitada por una gente que no tiene nada que ver con su clientela de vinos, bullicio y jolgorio a todas las horas y todos los días de la semana. Que no quiere decir que, a los logroñeses del entorno del colegio de Escolapias, Velázquez, Cascajos y alrededores, inicio de la carretera Madrid y demás, no les guste también pisar y callejear por la Laurel y la San Juan, pero vaya.
Román es un emprendedor nato, que, desde los 14 años que lo cogió Pedro Cañas, no ha parado de trabajar, abrir locales y hacerse un hombre en la gastronomía logroñesa. En 2011, tal que ayer, montó el primer “Concordia” en marqués de Murrieta, esquina con Canalejas que, con su nombre y hechos de buen profesional, ha sabido atraerse a los vecinos del lugar. Luego, en 2022, “La Tortillería”, en la plaza San Agustín, imponiendo su tortilla más jugosa y ejecutada con una meticulosidad de artista.
Pero su cabeza no para y hace un tiempo que se le metió, entre ceja y ceja, salir del trajín, cambiar de barrio y le echó el ojo a un local que ahora mismo estaba cerrado: el Monterrey. El establecimiento ha pasado por varias manos y en su recorrido, ha estado más días con la persiana echada que abierto. Ahora Román con su gente, aspira a convertirlo en un bar con potencia, buenos alimentos y mucha simpatía para atraerse a la clientela.
“Concordia” está al final de Vara de Rey y, como competencia cercana, están “Portoveccio” y “El Andén”. A Román, que acaba de abrir, no lo molesta la competencia y tiene un gran respeto por todos los colegas, ofreciendo su profesionalidad y su experiencia. Dominador de la barra, sabe el oficio para ganarse clientes con la calidad, la diferencia y su manera de estar ante el público.
Román ofrece un mostrador muy abundante donde prima la nobleza de las materias primas pero si hay un plato, que borda y le ha dado fama, es la tortilla de patatas en cuatro o cinco variantes y sabores. Presentar una atractiva tortilla es un arte, un saber y en “La Concordia”, lo podrán comprobar. En el barrio, la apertura de un nuevo local hostelero, ha caído bien.



